
Autor: Francisco Cidoncha RedondoFuente: Témpora, Magazine de Historia
En este artículo trataremos de analizar la importancia y las características principales de las villas en el mundo romano. Con el término “villa” se podía hacer referencia no solamente a las lujosas casas de campo sino también a las modestas construcciones que estaban al servicio de las labores agrícolas.
Las características de cada villa dependían de la situación económica de su propietario, habiendo una gran variedad de tipos en relación a su tamaño, distribución o situación geográfica. La villa comprendía no solamente la vivienda de su propietario, sino que también incluía todas aquellas instalaciones destinadas a la explotación de la propiedad y los lugares para almacenar su producción.
En muchas ocasiones, estas villas eran los lugares de descanso y recreo de la élite romana. En sus propiedades rurales solían establecerse ciertas temporadas al año y así huir de la vida urbana. La red de calzadas favoreció la proliferación de estas casas de campo a lo largo de toda la campiña romana. Estos caminos facilitarían la comunicación y el transporte de los productos agrícolas que eran destinados a los mercados de las ciudades. Algunas de ellas se convirtieron en auténticas casas de recreo que se ubicaban en las montañas pero también hay ejemplos de villas que se situaban en la costa con vistas al mar. Muchas de las villas más impresionantes se localizaban en torno a la Campania y al golfo de Nápoles. Sabemos de la existencia de lujosas residencias, ricamente decoradas, a las que se retiraron algunos emperadores, intelectuales y personajes destacados de la aristocracia romana huyendo de la vida pública y de las incomodidades de las ciudades. En los Epigramas, Marcial quejándose de los ruidos de Roma nos cuenta:
“Me despierta la risa de la turba que pasa y Roma entera está en mi cama. Cuando quiero dormir, hastiado de disgusto, me voy a mi villa” (XII, 57, 26-28). (+)